Son pocos los jugadores que han dejado su huella en el campo y en la lengua
La práctica del fútbol comenzó hace muchos años, tal vez siglos, aunque la fecha asumida como oficial —al menos para la época moderna— es el año 1863, cuando nació The Football Association en Reino Unido. Desde entonces, han proliferado los equipos y se cuentan por miles los futbolistas que han jugado al balón. Sin embargo, y a pesar de las estrellas que han brillado en este tiempo, son muy pocos los deportistas que han inventado alguna jugada. Y muchos menos los que han cedido sus nombres a tales invenciones.
El portero Ricardo Zamora (Barcelona, 1901-1978) es uno de los pocos ejemplos de ello. Conocido como el Divino, triunfó en el RCD Espanyol, el FC Barcelona y el Real Madrid por sus reflejos, su seguridad y su personalidad. Quedarán para siempre ligados a él los despejes del balón que realizaba con el codo o el antebrazo y que se conocen como zamoranas.

Panenka y Pichichi
Otro de los ejemplos es el de Antonin Panenka (Praga, 1948), jugador que desarrolló casi toda su carrera entre el Bohemian de Praga y el Rapid de Viena. Nadie se acordaría de él si no fuese el autor del gol que le dio a la República Checa (entonces Checoslovaquia) su primer y único título de campeón de Europa de selecciones (1976). Pero no fue el gol en sí lo que le catapultó a la fama mundial, sino la ejecución. La final del torneo, ante Alemania Occidental, terminó en empate (2-2) y, tras la prórroga, llegaron los penaltis. Panenka logró el tanto decisivo y lo hizo de un modo peculiar que creó escuela: tiro suave, por el centro de la portería, balón bombeado, para engañar al portero, que acostumbra a tirarse a un lado. Desde entonces, de quien lo imita se dice que ha marcado a lo Panenka.

A pesar de todo, el único futbolista que se ha ganado un hueco en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) es Pichichi. Este era el apodo del goleador Rafael Moreno Aranzadi (Bilbao, 1892-1922), futbolista del Athletic y el primero que marcó un gol en el estadio de San Mamés. En su honor, los diarios Marca y Arriba crearon el Trofeo Pichichi en 1953, un premio al máximo goleador de la Liga —como reconocimiento, Marca ha otorgado el Pichichi a los máximos goleadores desde la temporada 1928-29—. Por ello, pichichi es hoy «el jugador que marca más goles durante la liga española y, por extensión, goleador». Así lo define el diccionario, que incluyó esta palabra en 2014.
La ‘gravesinha’
No podíamos terminar este repaso sin mencionar la gravesinha, ese «amable regate» en el que «rótula, menisco y ligamento cruzado están al servicio del espectáculo», como lo definieron en Cuatro. Su inventor fue el exmadridista Thomas Gravesen (Vejle, Dinamarca, 1976) durante el Real Madrid-Sevilla de la temporada 2004-05. Nadie se ha atrevido a imitarlo. Ni siquiera él lo repitió. Pero arrancó más de una sonrisa.
