La tregua de Navidad (y otras veces en las que el fútbol ha parado una guerra)

Escena de fútbol en 'Feliz Navidad' / 'FELIZ NAVIDAD'

El balompié es la simplificación del enfrentamiento hasta llevarlo al entretenimiento, por lo que es habitual el lenguaje bélico en este deporte

El fútbol apenas comenzaba a extenderse por Europa desde Inglaterra, pero, en 1914, en plena primera guerra mundial, ya dio buena cuenta de su poder. Hasta el punto de que, por unas horas, fue capaz de detener el conflicto: en vísperas de Navidad, los soldados alemanes y las tropas británicas dejaron de intercambiarse los disparos con rifles para disparar un balón hacia la portería del bando contrario.

Libro 'Dios, patria y muerte. El fútbol en la guerra de los Balcanes', de Diego Mariottini / PdFEl fútbol como instrumento para matar

Ese momento se conoce como tregua de Navidad, fue un gesto totalmente espontáneo, y se refleja en cierto modo en la película Feliz Navidad (2005), de Carion. La verdad es que lo que ocurrió allí aquel invierno, en los Campos de Flandes, es todo lo que uno pueda imaginar cuando la humanidad se sobrepone a la barbarie. Todo empezó el día 24, cuando las tropas alemanas, que habían decorado las trincheras para la ocasión, comenzaron a cantar Stille Nacht (Noche de paz). Los británicos respondieron con villancicos en inglés. Y confraternizaron. En primer lugar, acordaron dejar las armas por la celebración del nacimiento del Niño Dios, y aprovecharon la jornada para dar sepultura a sus muertos.

También en España

A partir de ahí, hubo quien se acercó más al enemigo y quien lo hizo menos. Pero se ayudaron, hablaron, compartieron comida, tabaco y regalos… y también jugaron al fútbol, que es la simplificación del enfrentamiento bélico hasta llevarlo al entretenimiento, por lo que es habitual el lenguaje de guerra en el argot balompédico, como vimos en otra ocasión. Todo ello lo refleja Feliz Navidad (Joyeux Nöel), aunque no es la única película que hace referencia a una situación similar. Intermedio (2020), un corto de Rico, también muestra cómo este deporte para por unos minutos otra guerra, la civil española. Sitúa la acción en Córdoba, donde el reportero Robert Capa (que en el filme actúa como árbitro) hizo su famosa fotografía Muerte de un miliciano. También aparece el escritor Ernest Hemingway en el bando republicano.

Y es que, a decir verdad, la historia real de la primera guerra mundial se repitió en Málaga con motivo de la Navidad de 1936, apenas medio año después de la sublevación. Los combatientes del frente entre Vélez y Zafarraya, unos niños, cansados, agotados, hartos de las trincheras, pactaron una tregua navideña que incluía un partido de fútbol entre los dos bandos en contienda, disputado sobre las doce de la mañana del 25 de diciembre. Cuentan las crónicas que vencieron los republicanos por 3-2 y, al parecer, no fue el único encuentro balompédico que se disputó por España durante el conflicto. Por cierto, la sinopsis de Intermedio dice así: «100 metros de tierra de nadie, 25 hombres aburridos, 2 trincheras en guerra y 1 sola pelota de fútbol».

Una escena del partido de la muerte / 'EL PARTIDO DE LA MUERTE'Fútbol contra el nazismo en versión cómic

Drogba: «Dejad las armas»

El fútbol también ha parado otras guerras. En 2005, Costa de Marfil se encontraba en pleno conflicto civil armado. El 8 de octubre, el país entero se paralizó para ver a su selección, posiblemente la mejor de su historia, que se jugaba contra Sudán la clasificación para el Mundial de Alemania del año siguiente. Lo logró tras ganar por 1-3 y, después del partido, el capitán, Didier Drogba, pronunció este mensaje: «Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, del sur, del este y del oeste. Hoy hemos demostrado que los marfileños podemos convivir […]; os pedimos de rodillas que os perdonéis los unos a los otros. Perdonad. Perdonad. Un gran país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejad vuestras armas y organizad unas elecciones». Una semana después se produjo el alto el fuego, aunque la paz absoluta tardó aún meses en llegar. El fútbol unió al pueblo.

Y cuando el fútbol terminó en guerra…

Escenas futbolísticas también se vivieron en otros momentos de la primera guerra mundial, aunque la tregua de Navidad es la más conocida. Pero, por poner otro ejemplo, hay que hablar de la cruenta batalla de Somme, en julio de 1916, que utilizó el balón como táctica para tomar posiciones, no como actividad de recreo. El capitán W. P. Nevill estaba al mando de cuatro pelotones, dio un esférico a cada uno de ellos y les indicó que debían meter un hipotético gol en la trinchera alemana, una estrategia para avanzar sobre posiciones enemigas, de modo que los soldados se apresuraron en asaltar a sus rivales y llevarles la pelota; muchos murieron en el camino hacia ellos. Por lo tanto, en este caso, el deporte no trajo la paz, como tampoco lo hizo en 1969.

Se conoce como guerra del fútbol el conflicto armado que enfrentó a El Salvador y Honduras entre el 14 y el 18 de julio de 1969, apenas unas horas antes de que el astronauta Neil Armstrong llevase un banderín de Independiente a la Luna. Las causas de la batalla fueron múltiples, pero tomó este nombre porque estalló pocas semanas después del partido de desempate entre ambos países por un lugar en el Mundial de México de 1970 –ninguno de ellos había disputado antes una Copa del Mundo–. Y puede que el fútbol fuese el detonante, pero, evidentemente, detrás había otras muchas razones para el enfrentamiento, como los límites fronterizos, la propiedad de las tierras y las desavenencias en torno al mercado común centroamericano.

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