Los agentes de la TIA participan en todos los Mundiales desde 1978, pero son un auténtico desastre con la pelota en los pies
El tiempo no pasa para Mortadelo y Filemón. Transcurren los años, cambian los gobiernos, las fronteras, la tecnología y los entrenadores, pero ellos no fallan a su cita mundialista con la selección española desde 1978. Ya son 11 los Mundiales de fútbol en los que han participado por activa o por pasiva, y siempre presentan el mismo aspecto: ni una arruga, ni una cana, ni un poco de barriga. Del mismo modo, tampoco han cambiado en todos estos años sus conocimientos futbolísticos: ni pajolera idea tienen, oigan. Con decir que cuando el árbitro les muestra una cartulina amarilla creen que les está dando la tarjeta de visita… Tampoco el Súper está muy puesto; en alguna ocasión, les ha pedido a sus agentes que le entrenen… Eso sí, hay que valorar que son ambidiestros.

Los disfraces futboleros de Mortadelo
La torpeza de los dos agentes de la TIA para detener a los maleantes se traslada al campo de fútbol. De algún modo, el hecho de que su creador, Francisco Ibáñez, pase de los deportes en general y del balompié en particular agrava su ineptitud con el balón. No obstante, el disfraz de pelota es, precisamente, uno de los recursos más utilizados por Mortadelo ya sea para infiltrarse o para escapar de alguna situación complicada. En menos ocasiones ha desempolvado el traje de futbolista, o el de escultura futbolística, ¡incluso el de banderín de córner!, y, a veces, también se ha vestido de portero… de los antiguos (qué esperar de alguien en cuyo armario solo hay levitas negras): con jersey de lana y gorra, y nada de guantes. Evoca al mítico Ricardo Zamora.

El fútbol de Ibáñez, de hecho, está anclado en los estereotipos del pasado. El traje de portero de la década de 1920 no es solo cosa de Mortadelo: todos los cancerberos de todas las historietas visten jersey de lana; unas veces lucen gorra; otras, guantes. Ni hablar de números (salvo en México-86, como veremos más adelante) ni nombres en las camisetas. Los árbitros, por su parte, visten con chaqueta negra y camisa blanca, indumentaria que desapareció del estilismo futbolero a mediados del siglo XX. Además, el dibujante valla todos los terrenos de juego (desde 1978 hasta 2018), mientras el público, si aparece, lleva ropa de calle, cuando no puro y corbata. Imágenes de otra época. Con todo, en las últimas entregas se aprecian algunas innovaciones: en Mundial 2010 el balón presenta un diseño diferente, estrellado; en Mundial 2014, España viste totalmente de rojo (como así fue) y, en Mundial 2018, los jugadores ya calzan botas de colores.

El interés del Mundial de España
Pero volvamos al inicio. Mortadelo y Filemón han participado en todos los Mundiales desde 1978, si bien no todos han contado con una historia propia ni han surgido de la mente y la mano de Ibáñez. Curioso, ¿no? Los agentes de la TIA debutaron en el Mundial-78 como jugadores de la selección española y con el objetivo de evitar un atentado del presidente de Mondongo en Argentina, país que le arrebató la cita futbolera a la nueva (e imaginaria) república africana. Para evitar el terrorismo, los dos personajes contaron con la inestimable ayuda del profesor Bacterio y sus inventos. Y ya se sabe…
Sin embargo, todos ellos regresaron sanos y salvos del periplo por Hispanoamérica y pudieron afrontar el Mundial de España, narrado en tres entregas: Mundial-82, historia centrada en la pomposa organización de la cita y en las amenazas de la PEPA, en referencia a ETA; Mundial-82 bis, donde Mortadelo y Filemón vuelven a infiltrarse en la selección, ahora para desenmascarar a un equipo de espías; y Un Mundial fatal, una corta historieta (la única con tres tiras por página) en la que los agentes, de nuevo integrados en el equipo nacional, deben impedir un atentado en el partido inaugural. Entretanto, Ibáñez también publicó El balón catastrófico, una suerte de arma química que convierte a las personas en burros (¿querrá decir el autor que el fútbol atonta?). Fueron meses muy futboleros en la mente del creador, que aparcó este deporte hasta el Mundial-94.

Historietas apócrifas
Mortadelo y Filemón tampoco faltaron a su cita en México-86, pero la obra, serializada, en este caso no la firmó Ibáñez, sino Bruguera Equip. El guion es de Jesús de Cos. De hecho, el cierre de la editorial Bruguera cogió a los dos agentes en mitad del Mundial. Las 32 primeras páginas aparecieron en la revista Mortadelo; el desenlace, en Súper Mortadelo, de Ediciones B, y con el título El superpatadón. En esta ocasión, la TIA debía evitar el sabotaje de la ABUELA y sí, se nota que no es producto de Ibáñez en detalles como que los jugadores (algunos) llevan número en las camisetas y no hay rastro de la selección española (pocas referencias futboleras en general). Tampoco el Mundial de 1990 tuvo álbum específico, pero Juan Manuel Muñoz, estrecho colaborador de Ibáñez, escribió una breve historia al respecto: El Mundial de Fútbol Italia 1990. Los agentes vuelven a infiltrarse en la selección española para la ocasión.
Ibáñez regresó para enviar a Mortadelo y Filemón al Mundial-94, con la misión de evitar un atentado de Saddam. De nuevo, los agentes se infiltran en una selección española cada vez más harta de las peripecias de los espías. La animadversión irá en aumento en los siguientes números, con jugadores que buscan la manera de eliminar a sus nuevos compañeros, y entrenadores que mueren al conocer que tendrán que contar con dos (cata) cracks en sus filas. De hecho, esta es una de las últimas ocasiones en la que los dos agentes de la TIA se visten de corto. El Súper les designará otras funciones en Mundiales posteriores. No así todavía en Mundial-98, cita en la que tienen que evitar un ataque bacteriológico, ni en Mundial 2002, en el que España queda eliminada en extrañas circunstancias sin que nada puedan hacer los dos agentes.

Mortadelo y Filemón dejan el fútbol
Al Mundial 2006, Mortadelo y Filemón acuden como sanitarios en una misión en la que han de acabar con un equipo formado por extraterrestres disfrazados que quieren conquistar la Tierra. Por su parte, irán al Mundial 2018 como vendedores de cacahuetes con el objetivo de impedir el secuestro de un futbolista. Sí, es cierto que forman parte de la selección española en Mundial 2010 y Mundial 2014, pero las referencias al fútbol son tan exiguas que su torpeza es lo de menos y en nada afecta al desarrollo de las obras. De hecho, ni siquiera se menciona el triunfo de España en Sudáfrica, aunque se conoce que Vicente del Bosque es el entrenador (¡y lo sacan de quicio!). Bastante tienen los agentes con tratar de evitar los sobornos a un árbitro y la tercera guerra mundial, respectivamente…

Dicho esto, hay que explicar que cualquier parecido de estos Mundiales con la realidad es pura coincidencia, si bien en algunos cómics se menciona a Messi, Ronaldinho, Cruyff, Platini, Pelé, Di Stéfano, Schuster y Neeskens. La mayoría de los países que participan en el tebeo no existen o no participaron en las citas mencionadas. Por no hablar de los resultados inverosímiles, o selecciones que terminan partidos con un solo jugador por expulsión de los otros diez. Con todo, Ibáñez siempre le echa un ojo a la actualidad antes de crear, por lo que no son de extrañar las referencias a las relaciones geopolíticas, las críticas al racismo, las amenazas terroristas o la compra de partidos, entre otros asuntos turbios. Y, al margen de estos títulos, cabe decir que Mortadelo y Filemón han protagonizado otras historias con balones de por medio. En los últimos años, incluso, Ediciones B ha publicado diversos especiales de fútbol, con la historia de este deporte, curiosidades, fragmentos de historietas y muchos juegos de palabras como los que le encantan a Ibáñez. Suerte que al maestro no le gusta el balompié…
