‘Barrio bravo’ describe un mundo que el lector conoce bien, pero que queda diluido y casi olvidado por el negocio
El fútbol es un buen ejemplo para entender la globalización: mueve a millones de personas en el mundo, se vive de modo casi idéntico en todos los rincones del planeta y, sin embargo, el éxito y la visibilidad son para una minoría. Como la vida misma. El negocio acapara toda la atención, y son muy pocos los que se detienen a pensar en las emociones que genera cada gol y en los sacrificios que esconde cada triunfo y cada derrota. Tanto de los que juegan como de los que observan. Hasta que ha llegado Roberto Meléndez para relatar en Barrio bravo (Córner) cómo es el fútbol de la mayoría, el del colegio, el de la calle, el del bar.
Meléndez emplea una prosa ágil y dinámica para narrar 34 breves historias que giran alrededor del balón. Y ello se lo permite el hecho de saber de lo que habla; de haber vivido en primera persona buena parte de lo que explica. Con todo, Barrio bravo se podría dividir en dos partes: una, con historias más o menos conocidas de grandes estrellas del balompié; otra, con historias hasta ahora anónimas, pero que se repiten en muchos lugares con distintos protagonistas. Eso sí, el autor recurre a menudo a su Chile natal y a Marcelo Bielsa para trazar su obra.
Un deporte, dos caminos
En la primera parte, Barrio bravo se centra en pasajes de las vidas de Zinedine Zidane, Luis Suárez, Marcelo, Andrés Iniesta, George Best, Iván Zamorano, Pelé, Diego Armando Maradona, Garrincha, Asisat Oshoala y de Iona Rothfeld, entre otros. Con más o menos épica, todas tienen un denominador común: superación personal, adversidades y mucho sacrificio. Sí, y también el destino y la fortuna. Meléndez emplea un lenguaje amable para contar estas historias. En la segunda, en cambio, el autor detalla partidos en la calle y en la escuela de gente anónima, con sus valores, y cómo se vive el fútbol desde la afición, y no desde la profesión. Incluso cambia su vocabulario hacia uno lleno de garabatos, más irreverente. Mucho más de barrio.
Roberto Meléndez se pregunta antes de comenzar ¿por qué amamos el balón? La respuesta está en las páginas de Barrio bravo: todos partimos con un esférico en los pies; unos llegan a lo más alto, no sin dificultades; otros viven este deporte con sus amigos, en un partido en mitad de la calle, o viendo un Mundial en casa o en el bar. Porque el fútbol mueve muchas emociones en todos sus niveles. Sobre todo, entre la mayoría invisibilizada.