Sorteos, ruletas y la suerte, entre otros conceptos, están muy presentes en el campo y en las gradas
Empezamos a despertar. Las apuestas, ahora muy vinculadas al mundo del deporte, son mal y hacen mal. Dejo al margen la Quiniela. Pero no hay que olvidar que el fútbol en sí es un deporte de azar.
Todo torneo empieza con el sorteo de las fechas de los partidos y de los emparejamientos. Y todo partido se inicia tras el sorteo de campos con una moneda al aire, a cara o cruz.
En manos del destino
Hubo un tiempo, antes del valor doble de los goles marcados en campo contrario, y antes de la instauración de la lotería de los penaltis, en el que el método del cara o cruz resolvía partidos y eliminatorias. Así ocurrió, por ejemplo, en la Eurocopa de Italia 1968: la selección anfitriona pasó a la final tras eliminar a la Unión Soviética de este modo.
Igual de duro fue para España el sistema que la dejó fuera del Mundial de 1954: después de tres partidos contra Turquía (una victoria, un empate y una derrota), las dos selecciones se jugaron el billete a la mano inocente de un niño, que tenía que extraer una de las dos papeletas donde estaban escritos los nombres de los equipos. Con los ojos vendados, cogió la turca. Se la conoce como la eliminación del bambino.
Todavía hoy, la FIFA tiene la última palabra con un sorteo para desempatar a dos conjuntos igualados en todo en la fase de grupos de un Mundial.
Ases y ruletas
Hecha esta exposición, cuántas veces los aficionados hemos nombrado la suerte (buena o mala) de un jugador o un equipo por cómo ha definido un partido o una eliminatoria. Si la fortuna está del lado del delantero, si convierte en gol todo lo que toca y anota cuatro tantos en una noche, habrá logrado un póker. Y, para ello, además de sus habilidades, seguro que contará con la ayuda de un compañero que reparta juego, un crupier del fútbol. No hay duda de que un par de ases resuelven hasta los encuentros más complicados.
Por cierto, ¿sabían que la invención de la ruleta marsellesa, popularizada por Zinedine Zidane, se atribuye a José Farías, del Red Star francés, en la década de 1960?