Fundado en 2015, el club busca su espacio con una filosofía muy particular: el juego es para divertirse, no para enriquecerse
Fundada en mayo del 2015, la Associazione Dilettantistica Velasca, de Milán, es la conjunción perfecta entre fútbol y arte. Se constituyó en oposición al fútbol moderno, el del negocio y la corrupción, y surgió, en cierto modo, como un experimento que pretendía devolver el deporte al pueblo. Juega en el campo del Triestina, a pocos metros del majestuoso estadio del Milan y del Ínter, y lo hace en la última categoría del balompié italiano, pero es que es lo de menos. El AS Velasca es calcio y otra cosa.
Considerado por la FIFA como «el club más artístico del mundo», el AS Velasca sigue la estela de lo que en su día intentó –sin éxito– el magnífico Pier Paolo Pasolini con la creación de la Societá Artistico Sportiva Casarsa (SAS Casarsa): financiar un equipo con actividades artísticas. En aquel caso, teatro y entretenimiento. En el del club milanés, con la venta de arte: sus camisetas y todos los elementos que uno pueda imaginar son piezas únicas, de diseño y de edición limitada.
Torre Velasca
En su cuidada página web, el Velasca –que toma el nombre de la Torre Velasca de Milán como símbolo de modernidad; también es la imagen del club– explica que, «cada temporada», el diseño de las camisetas cambia. El rojo y el blanco se mantienen como base del primer y el segundo uniforme, respectivamente, pero, a partir de ahí, son un lienzo que un artista –distinto cada año– llena a su antojo, «aportando al equipo una nueva identidad visual», para «crear una narrativa visual y espiritual completa que lo abarque todo y que se integre perfectamente en la experiencia deportiva, desde el jugador hasta el aficionado».
El experimento se gestó en la cabeza de cinco genios, cuyo máximo representante es Wolfgang Natlacen, a la sazón presidente de la entidad. En palabras para el portal Gianlucadimarzio.com, expuso que, para ellos, «el fútbol es una forma de arte» y que querían «un club como una ópera, sin limitar la creatividad al terreno de juego»: «Vivimos de la comunicación y sobrevivimos vendiendo múltiples camisetas de competición de edición limitada –su precio no llega a los 50 euros–, por lo que somos partidarios de la modernidad». Aun así, siempre han aclarado que no están en contra del fútbol moderno.
«El arte no tiene por qué gustar»
En otra entrevista, para Mundo Esférico –el Velasca ha llamado la atención de numerosos medios internacionales–, añadió que «el arte no tiene por qué gustar, solo generar algo en el público». Lo mismo que el fútbol, apostilló. Ni siquiera cobran entrada para los partidos. Esta filosofía genera afición e interés. Hasta el punto de que es uno de los pocos equipos patrocinados por la marca deportiva Le Coq. Y el único de todos ellos que no es profesional.
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