El burgalés Rafael Casado Llop ideó y patentó la fusión de fútbol y toros, aunque sin demasiado éxito
El arte de torear es (cada vez menos) uno de los rasgos distintivos de la cultura española en el mundo. El fútbol español, asimismo, siempre ha sido admirado en el resto del planeta, en especial por los éxitos del Real Madrid, primero, y del Barcelona, después. Así, la mezcla de ambas disciplinas, por deducción, debe dar lugar a un deporte brillante, o eso pensó en su momento el emprendedor burgalés Rafael Casado Llop. Sin embargo, más que mezcla, el balontauro (así lo patentó) fue una mezcolanza. Como las gambas con chocolate.
La puesta de largo del balontauro tuvo lugar en la plaza de toros de Burgos el 23 de agosto de 1969 entre exjugadores del Burgos y del Club Deportivo San Juan, si bien Rafael Casado lo había creado en su mente 15 años antes. Es más, el primer partido de este deporte-espectáculo se celebró en el mismo coso el 3 de octubre de 1945, entre el Club Deportivo Victoria y el Deportivo San Juan. Pero, por unos motivos u otros, el proyecto quedó en el cajón tres lustros. Asimismo, su inventor (que también patentó el balón-bici y el patín-tiro, una mezcla de patinaje y baloncesto) lo registró hacia 1965, con reglamento incluido. Causó expectación, aunque el boom fue efímero. Por algo sería. Pero sembró algo y quién sabe si sirvió de inspiración al Grand Prix.

Siete jugadores, dos tiempos
Pero volvamos al ruedo para enumerar las principales reglas del balontauro. Para empezar, el campo de juego es una plaza de toros, con porterías de balonmano. Se trata de un partido entre dos equipos de siete jugadores por bando (portero, dos defensas, un medio y tres delanteros, además de dos suplentes), dividido en dos tiempos. Cada uno de ellos se desglosa en 15 minutos de fútbol más cinco minutos durante los cuales el becerro corretea por la arena mientras los participantes tratan de marcar un gol. Al final de cada parte, los capitanes lidian al animal. Uno, en la primera; el otro, en la segunda.
El riesgo de revolcón puntúa, y los goles anotados mientras el becerro está en el campo valen doble. Del mismo modo, si el animal entra en la portería cuenta como tanto. El toreo también da o quita puntos. Y no está permitido chutar a darle al novillo, como tampoco lo está entrar en el área contraria si no es con el balón en los pies. ¿Se señalan faltas? Sí, pero cuando un jugador acumula tres debe ser sustituido, mientras los penaltis se lanzan a una distancia de 11 metros. Como se ve, un deporte muy español.