El documental ‘Fuera de juego’ responde a la pregunta de por qué ningún futbolista en España se ha declarado homosexual
Existe una expresión en el argot futbolero que se refiere al delantero que tiene un mal día y no le mete un gol ni al arcoíris. Y el arcoirís es, precisamente, la bandera LGTB, un colectivo invisibilizado en el balompié masculino, especialmente en la élite. ¿Es el fútbol un deporte sin presencia de homosexuales? La estadística sugiere que, como en el conjunto de la sociedad, también hay un porcentaje de gais en los vestuarios. Entonces, ¿por qué ningún futbolista sale del armario (si es que tiene que hacerlo)? El documental Fuera de juego (2017), de Richard Zubelzu, responde esta pregunta desde distintos puntos de vista.
Miedo. Insultos. Temor. Tabú. Silencio cómplice. Estas son palabras que se repiten en Fuera de juego para explicar el fenómeno de la invisibilidad u ocultación de los homosexuales en el fútbol. Porque el fútbol, desde sus inicios, se ha visto como un deporte masculino y viril. Y la homosexualidad, aunque en muchas ocasiones no es así, lleva consigo la imagen de todo lo contrario: afeminación y delicadeza. Por ello, y porque puede suponer un signo de debilidad en la sociedad actual, se oculta. Cada país lleva su ritmo. Pero se oculta. En el mejor de los casos hay rumores de que tal o cual jugador es gay. Suficiente para que los energúmenos lo insulten en el campo de juego.
¿Homosexuales en el fútbol? Hay que educar
En España, el fútbol hace campañas para todo. En los últimos años, la Liga incluso está castigando cualquier tipo de insulto en los estadios. Pero pasa muy de puntillas sobre la homofobia en concreto y la concienciación al respecto. Los gestos son escasos. En resumen, como se desliza en el documental, todo es una cuestión de educación y de valores, un asunto que lleva su tiempo, por más que España sea uno de los países donde más se respetan los derechos del colectivo. En estos casos, las minorías son las que hacen ruido, y es trabajo de todos poner el foco en el respeto a los demás.
Llegados a este punto, ¿a alguien le importa si un futbolista es gay, heterosexual o se siente identificado con cualquiera de las siglas que existen en torno a la diversidad sexual? ¿Dejaría de meter goles o parar balones en función de su identidad de género? La respuesta es obvia: no. Por lo tanto, ¿deben salir del armario? ¿Quién es el primero que se expone? Para empezar, tienen derecho a la intimidad. Y no se trata de decirlo o no decirlo, sino de llegar al punto de no tener que ocultarlo. Es cuestión de tiempo, aunque es cierto que si una estrella diera el paso sería más fácil abordar el asunto desde el ejemplo. Mientras, como no hay problema, no hay que preocuparse. En el fútbol femenino, la homosexualidad está más aceptada.
El fútbol no es para mariquitas
Fabio Capello, entrenador
Aún no estamos preparados para que un futbolista reconozca su homosexualidad. Si lo hace, tendría que retirarse. Sería motivo de mofa para las hinchadas rivales, le harían la vida imposible
Paco Jémez, entrenador
Un jugador que salga del armario deberá soportar cada sábado a los aficionados hostiles en el terreno de juego. […] Yo no le recomendaría salir del armario
Oliver Kahn, exportero
Espero que no haya homosexuales en el equipo
Antonio Cassano, exfutbolista
Si descubriese que uno de mis futbolistas es gay, lo echaría de mi equipo
Luiz Felipe Scolari, entrenador
Respeto a los homosexuales, pero no quiero a esa gente en el vestuario
Ivan Rakitic, futbolista
Los futbolistas no salen del armario porque tienen miedo
Antoine Griezmann, futbolista
Me encantaría que saliera alguien y todos lo trataran con respeto
Frank Lampard, exfutbolista y entrenador