Resulta divertido a la par que entretenido tomar el argot balompédico y formar nuevas palabras a partir de sus letras
Dice la sabiduría popular que no hay dos sin tres, y ¿quién es el aquí firmante para llevarle la contraria? Por eso, tras las anteriores entregas, es el momento de recuperar el listado de palíndromos y anagramas más futboleros; esto es, tomar el argot balompédico, reordenar sus letras y obtener nuevas palabras igual de válidas, pero de otros ámbitos. Paso a paso.
Lo primero que se necesita para jugar al fútbol es un esférico, pero uno de verdad, y no de los mundos feéricos, aunque algunos se vistan de hada y hagan magia con él en los pies. También es esencial un terreno, un campo, y contar con algún compa para formar equipo; mejor si son once.
–Ceno y bajo. Esperadme.
Postes y palos
Importan menos las dimensiones del terreno, sus condiciones y hasta el arco en el que hay que marcar gol. Sirve una pared cualquiera (hay que evitar la que tu padre acaba de pintar), bien que hay que delimitar su tamaño. Los lapos no pueden hacer de palos; se evaporan. Cochinos. Mejor que optes por unos topes como postes. ¡A jugar!
El calzado tiene su cometido. Ya se sabe, mejor usar bota para evitar que la toba, piedra caliza, dañe los pies, aunque se puede jugar con otro tipo de zapatilla… y hasta descalzo. Depende de la superficie. De todos modos, el objetivo no varía: tratar de golear al rival. ¿Hay mejor regalo para la afición? Para ello, hay que evitar que los zagueros corten cada centro y eludir la estirada del cancerbero, de esas que dataréis si culminan con éxito. Con la tranca que lleva, ya podía cantar, piensa alguno.
Tiro y cabecear, dos formas de marcar
Hay distintas maneras de penetrar el gol contrario, pero en el libro de cabecera de cualquier futbolista que se precie figuran cabecear y el tiro, como un rito; la afición ensaliva su boca si ve que la vaselina de su delantero llega a buen puerto, pero si falla la cuchara, mejor que esa persona deje el fútbol y pruebe otra actividad, como cauchar, u otra profesión, como la de alguera si ni en el alargue marca. Cada uno sirve para lo que sirve.

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