Un hostal con habitaciones diminutas ocupa el lugar en el que el fundador del Barça se quitó la vida
El fundador del FC Barcelona, Joan Gamper, llegó al mundo en el número 7 de la Jakobstrasse de Winterthur (Suiza), una casa que sigue en pie y en cuya fachada figura un discreto letrero, casi inapreciable, que recuerda a su inquilino más influyente. En cambio, peor suerte corrió el piso de la calle Gerona de Barcelona en el que se quitó la vida el 30 de julio de 1930: es hoy una pensión japonesa dividida en habitaciones diminutas.

Gamper llegó a Cataluña con apenas 20 años –era menor de edad en aquella época– para seguir con su formación laboral y aprender castellano, ya que su objetivo era hacer negocios con el mundo colonial africano, pero, evidentemente, su estancia en Barcelona cambió el rumbo de su vida, de la ciudad y del fútbol en general. Él, que aterrizó en España hecho todo un sportsman tras haber jugado al balompié en el Basilea y el Excelsior, haber fundado el FC Zurich en Suiza y haber probado otras modalidades, pronto se percató de la falta de cultura y práctica deportiva en su tierra de acogida. Así que, tras sondear a otros jóvenes interesados en el culto al cuerpo, se decidió a poner la primera piedra del Barça, en el Gimnasio Solé, un edificio hoy desaparecido sito en la calle Montjuïc del Carmen. Marcó muchos goles con la camisa azul y encarnada, y presidió la entidad hasta en cinco etapas, casi siempre para reflotarla en épocas de crisis. Era, pues, una persona echada para adelante, con inquietudes, ideas y empuje, pero todo se torció.
Gamper se arruinó con el crac del 29
Su declive comenzó, de hecho, en su última etapa al frente del Barça (1924-25). Ocurrió durante un partido de homenaje al Orfeón Catalán, para el que los directivos invitaron a última hora a la banda de la marina inglesa, que estaba en la ciudad. Esta, a modo de agradecimiento, tocó el himno británico, primero, y el español, después, pero este hecho no agradó a los miles de espectadores azulgranas, que silbaron la Marcha Real y metieron a Gamper, que siempre mostró sus simpatías por el catalanismo, en un buen lío. El fundador negó que el desplante estuviera preparado, pero qué le iban a contar al dictador Miguel Primo de Rivera, que clausuró el campo de Les Corts y empujó al entonces presidente barcelonista al exilio una temporada. Ya nada fue igual para él. Es cierto que regresó a Cataluña, pero entonces se pilló los dedos con unas malas inversiones. Es más, se arruinó con el crac del 29 y no levantó cabeza. Estuvo unos meses cavilando y, el 30 de julio de 1930, se suicidó en el 3º 2ª del número 4 de la calle Gerona de Barcelona.
La muerte de Gamper conmocionó a la sociedad barcelonesa, pero, al mismo tiempo, se convirtió en tabú. La familia silenció lo ocurrido y sus nietos no supieron nada de ello hasta que fueron mayores. Tampoco la prensa de la época estuvo por la labor de comunicar la tragedia. De hecho, hay que ir hasta el alejado Diario de Gerona de esa fatídica fecha para conocer qué ocurrió con más precisión. Según se lee en la edición, aprovechó que su esposa, Emma Pilloud, había salido a comprar el almuerzo para dispararse con un revólver. Estaba en su habitación, en su cama, vestido con «traje de dormir». Dejó por escrito que «reveses de fortuna y negocios mal dirigidos le obligaron a tomar tal fatal resolución». Desde hace unos años, esas estancias otrora repletas de copas deportivas y adornadas con el escudo del Barça por todas partes se han convertido en una pensión gestionada por un empresario japonés, Okazaki Tan, para compatriotas nipones. Para ello, ha dividido el piso en tabucos que pretenden ser acogedores.

La fotografía de Gamper, en el piso donde se suicidó
La entrada a este edificio del Ensanche barcelonés ya tiene un aire sombrío, con un ascensor muy antiguo. Y el interior del piso no presenta los mejores acabados, aunque se pretende que el inquilino se sienta en Barcelona, con referencias constantes a la ciudad y a sus monumentos… ¡incluida una fotografía de Joan Gamper! ¿Estará colgada en el lugar donde el fundador del Barça se quitó la vida? Mejor no preguntar. El hostal, por cierto, se llama Casa de Barca, en clara referencia al club, y las habitaciones y los despachos que en su día utilizaba su antiguo morador los han segmentado a su vez en chiscones. Asimismo, cada ventana original se ha dividido con un tabique y se ha aprovechado para dos estancias independientes. En fin, la casa del fundador no es precisamente un lugar de culto para los barcelonistas…
