El ‘14’ tenía un contrato de patrocinio con la marca del felino y lo respetó hasta las últimas consecuencias
Andaban calientes (por no decir rotas) las relaciones entre Puma y Adidas tras el caso Pelé del Mundial de 1970, en el que la firma felina calzó a O Rei a pesar de que ambas compañías habían acordado que ninguna de las dos lo haría. Y la figura de Johan Cruyff agrandó las diferencias irreconciliables entre los sellos fundados por los hermanos Rudi Dassler y Adi Dassler, respectivamente. Esta historia ocurrió con motivo del Mundial de 1974, apenas cuatro años después de su sonado y definitivo divorcio.

Cruyff era un avanzado a su tiempo, un tipo con cabeza y un ferviente defensor de los derechos de los futbolistas por encima de cualquier cosa. Y, como era de los mejores jugadores del mundo, tenía la fuerza para plantar cara a los organismos balompédicos si consideraba que se estaba abusando de los verdaderos protagonistas del deporte. En sus años, además, comenzaron los patrocinios y él, por su calidad y su carisma, era objeto de deseo de numerosas marcas, desde ropa interior hasta botes de pintura. El cóctel perfecto para defender su posición con más firmeza si la situación lo requería. Y lo requirió.
Una raya menos
Según explica Johan Cruyff en 14. La autobiografía (Planeta), él tenía un contrato de patrocinio con Puma, «lo que significaba que no podía llevar nada de su competidor Adidas durante el Mundial» de 1974. Y no hubiera pasado nada si no fuera porque, justamente, la federación neerlandesa (KNVB, por sus siglas en neerlandés) firmó un acuerdo con la marca de las tres rayas para ese torneo. Lo hizo «sin decir nada a los jugadores» y sin darles una parte de los beneficios porque, a fin de cuentas, «la camiseta le pertenecía». De este modo, y por primera vez, el uniforme de la selección de Países Bajos llevaría el distintivo del sello fundado por Adi Dassler.
Por aquel entonces, no aparecía el logo de Adidas en la camiseta, pero sí sus tres rayas identificativas, que iban del cuello a la manga, y también estaban en el pantalón y las medias. Cruyff se revolvió, como no podía ser de otro modo, e hizo valer su acuerdo de exclusividad con Puma. «La cabeza que asoma por el cuello es mía», defendió ante la KNVB. Sin dar muchas más explicaciones, el 14 desvela que quitaron una de las franjas de su ropa –solo de la suya– «para convertirla en neutra». Las fotos lo atestiguan. La marca del felino volvió a imponerse a su hermana.
