Son muchos los clubes que se identifican con un animal, pero muy pocos los que lo incorporan como símbolo vivo
Hay multitud de clubes de fútbol que se identifican con algún animal, ya sea por la presencia de estas bestias en el lugar donde se ubican, por el carácter del equipo, por el color del uniforme o porque alguien se lo regaló en un momento dado y lo adoptaron como símbolo. Ahora bien, hay unos pocos conjuntos que van un paso más allá y los incorporan como mascotas vivas. Eso sucede, sobre todo, en algunas de las entidades vinculadas al águila.
Sin duda, si hay un equipo vinculado a esta rapaz ese es el Benfica –cuyos jugadores y aficionados reciben incluso el apodo de Águias, Águilas–.
El águila Vitória forma parte del escudo del club lisboeta desde hace décadas y, en 2003, cuando se inauguró el Estadio da Luz, se incorporó al emblema como elemento vivo: antes de los partidos como local, esta ave vuela por el campo y se posa sobre la insignia, completándola.

De Lisboa a Roma
Fue el cetrero español Juan Bernabé quien, de forma desinteresada, se ofreció al Benfica para llevar su águila a la ceremonia de inauguración del nuevo estadio. Y fue tal el éxito que se quedó. Bueno, él no –salió mal del club, en 2010; después, colaboró con el Ludogorets y, finalmente, se incorporó al Lazio con las mismas funciones, de donde fue despedido en dos ocasiones: la primera, por realizar el saludo fascista, que él calificó de «malentendido»; la segunda, por mostrar su pene en las redes sociales tras pasar por quirófano para ponerse una prótesis–. Desde entonces, Vitória es un reclamo más para los aficionados y turistas, aunque hay otra águila en Da Luz, Glória.
Precisamente, el equipo romano –cuyos jugadores y aficionados reciben incluso el apodo de le Aquile, las Águilas–, que incluye el águila en su escudo desde el momento de la fundación del club, en 1900, aclara en su página web que, «desde el 1 de octubre de 2010 [coincide con la llegada de Bernabé], Lazio tiene su símbolo vivo».
Se trata de «un águila real de Alaska, nacida en cautiverio, con un peso aproximado de siete kilos y una envergadura de 2,10 metros». Se llama Olympia. «Historia y tradición se unen en el nombre de Roma, ciudad representada por excelencia por el símbolo del ave rapaz», sentencia.

Bulgaria y Alemania
Y de Roma a Razgrad (Bulgaria). Fue en un encuentro oficial entre los dirigentes del Lazio y del Ludogorets –cuyo mote es Orlite ot Razgrad, las Águilas de Razgrad– cuando se decidió que el campeón búlgaro incorporaría «una gran águila» viva a sus símbolos. Se llama Fortuna, según explica en su página web.

Por su parte, «el águila real ha sido una presencia fija en el Eintracht [de Fráncfort] desde la temporada 2006-07». Según detalla el club alemán –apodado Die Adler, las Águilas– en su página, su mascota –emblema de la entidad– se llama Attila, nació en 2004, pesa 3,9 kilos y su envergadura es de 1,9 metros.

Otros casos
Asimismo, el Club América cuenta, desde 1981, con el águila como símbolo y como apodo. Celeste nació en 1992, y desde el 2000 sobrevuela el Estadio Azteca en el entretiempo. No es la única rapaz de la entidad. Zeus es unos años menor, es macho, y se incorporó al club en el marco del compromiso de la institución de preservar esta especie.

Aparte de estos clubes, hay otros que tuvieron un águila como mascota, como el Vitesse neerlandés –se llamaba Hertog, pero murió tras 18 años de servicio– y el Crystal Palace inglés –Kayla falleció en 2020–, y no las han reemplazado.

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