El balompié sería distinto sin este afijo: no habría ni partidazos ni golazos ni porterazos
El fútbol es un deporte tan pasional que se tiende a la exageración cuando se vive y se narra, lo mismo da si es en directo o en diferido. Así que, a estas alturas, hay que preguntarse qué sería del balompié sin el sufijo -azo. No habría ni partidazos (partidos entretenidos, o entre dos buenos equipos), ni golazos (goles bonitos), ni porterazos (excelentes profesionales), ni zambombazos ni cañonazos ni pelotazos ni pepinazos (disparos potentes), por mencionar algunos casos. Sin duda, no sería lo mismo.
Dice el Diccionario de la lengua española que el sufijo o afijo es un morfema «que modifica el significado o las propiedades de la base a la que se adjunta».
Asimismo, la Nueva gramática de la lengua española le dedica una entrada muy completa a -azo, que «forma en español un gran número de sustantivos [aclara que no todos tienen cabida en el diccionario, por su elevado número] que denotan golpes y acciones bruscas, repentinas o contundentes, como cabezazo, cañonazo o martillazo», pero también hace las veces de aumentativo (en cuyo caso adopta el género de la base: jugadora>jugadoraza) y puede ponderar la cantidad o el tamaño, la calidad o ambas cosas.
Cabezazo, derechazo, zurriagazo
Prosigue la Nueva gramática de la lengua española que «los sustantivos de los que se derivan nombres de golpe terminados en -azo designan en su mayor parte armas, instrumentos, utensilios y, en general, objetos físicos», como botellazo. Y «designan golpes dados con alguna parte del cuerpo cabezazo, codazo, puñetazo, rodillazo, testarazo, zarpazo y manazo […]. Cabe agregar a este grupo derechazo y zurdazo, que designan lanzamientos con una de las dos piernas o golpes con una de las dos manos».
El mismo texto recuerda que «se ha perdido en la conciencia lingüística de muchos hablantes la relación de algunos de estos derivados y su base léxica, como entre zurriago y tralla (dos tipos de látigos) y zurriagazo y trallazo, respectivamente, lo que permite que estos últimos sustantivos designen también golpes, disparos –sobre todo de pelota– y otro tipo de acciones bruscas o repentinas».
Punterazo y penaltito
«Designan específicamente disparos (sea de munición o de balón en algún deporte) los sustantivos arcabuzazo, cañonazo, chupinazo (posible deformación de chapinazo, derivado de chapín ‘cierta sandalia’), escopetazo, frutazo, fusilazo, pistoletazo (sobre todo en la expresión pistoletazo de salida), punterazo, riflazo y zambombazo», entre otros.
Además, «balazo, balonazo, pelotazo, pepitazo, perdigonazo y plomazo, por mencionar algunos, se refieren específicamente a la munición (o, por extensión, a la pelota)».
Por último, la terminación -azo puede designar sonidos (silbatazo) y expresar informaciones en alguno de sus sentidos los sustantivos como bombazo. Sin olvidar que los sufijos también pueden ser diminutivos, como -ito o -ita en los casos de penaltito o faltita, referidos cuando el árbitro señala una infracción que podía no haber cobrado por considerar el espectador que entra en los límites del reglamento.

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