El documental ‘Eighteam’ recupera la historia del resurgir de esa selección, cuyos mejores jugadores fallecieron en un accidente aéreo
El fútbol te devuelve lo que le das y rara vez deja una deuda pendiente. Eso bien lo saben en Zambia, país que vivió un drama nacional cuando su mejor selección se estrelló en un avión y cuyos jugadores desaparecieron para siempre. ¿Para siempre? El documental Eighteam recupera ese trágico suceso y cómo aquella desgracia sirvió para levantar algo magnífico; ganar un torneo que el equipo fenecido en 1993 solo llegó a soñar.
No son pocas las tragedias que esconden historias extraordinarias, de personas que se salvan mientras a su alrededor todo es horror. Ocurrió el 11S y también pasó con aquella prometedora selección de Zambia, un país con decenas de tribus que se unen en torno al balón. Fue el inolvidable 27 de abril de 1993 cuando el avión que transportaba al equipo a disputar un partido de clasificación para el Mundial de 1994 se estrelló en el Atlántico tras despegar de Gabón. Murieron todos: 18 jugadores, la tripulación, el cuerpo técnico y otros. La investigación concluyó que se mezclaron errores humanos y técnicos. Era su sino.
Gabón y el 18
Sin embargo, hubo un superviviente muy especial: el capitán, Kalusha Bwalya. Por aquel entonces era un rara avis, ya que jugaba en Europa; en el PSV. Este detalle le salvó la vida, porque el equipo neerlandés le prohibió pasar tanto tiempo con su selección y se las apañó para viajar directamente desde Países Bajos a Senegal, donde debía tener lugar el partido de Zambia, sin tener antes que reunirse con sus compatriotas. Tras el accidente, se convirtió en el símbolo de la reconstrucción. De hecho, la selección se rearmó en apenas seis semanas con él al frente, y estuvo cerca de lograr cosas muy bonitas, como la clasificación para EEUU 1994. Pero el destino les debía una.
Con los años, Bwalya se convirtió en el seleccionador de Zambia y, con posterioridad, en el presidente de la federación de fútbol. Tenía muy claro qué quería y cómo lo quería, y con su idea, harto criticada, llegó hasta el final y hasta la final. El 12 de febrero del 2012, más de 18 años después de la tragedia, los Chipolopolo se vieron ante la gran oportunidad de rendir el mejor tributo a aquella selección que cayó al mar: se iban a disputar la Copa de África contra la poderosa Costa de Marfil, que terminó el torneo sin encajar un gol. La sede era Gabón, y Zambia levantó el título tras marcar el penalti 18 de la tanda, uno por cada uno de los jugadores que perdieron la vida dos décadas atrás. Nada es casual.
*En la imagen, Monumento Nacional a los Héroes de Zambia que perdieron la vida en 1993