Leonard Jagerskiold Nilsson analiza el diseño, significado y simbolismo de las enseñas de los clubes más famosos del mundo
Pocas empresas soportarían tantos cambios de los elementos de una marca como sucede en el balompié, que, una vez más, lo aguanta todo. Ya sea por adaptarse a las modas, por acercarse a un público internacional, por el capricho del propietario de turno, por política o por otras razones, son muchos los equipos que han modificado su escudo a lo largo de la historia, y no siempre con resultados positivos. Lo analiza Leonard Jagerskiold Nilsson en La heráldica del fútbol (Ed. Base, 2023), una buena aproximación al «diseño, significado y simbolismo» de las enseñas de «los clubes más famosos del mundo».
No están todos, ni mucho menos. Para eso se necesita una enciclopedia de varios tomos. Pero Jagerskiold hace un buen repaso de la historia de los escudos de los principales clubes de Inglaterra, España –incluso recuerda algunos ya desaparecidos, como el Hispania, y otros que vivieron tiempos más gloriosos, como el Europa–, Italia, Alemania, Francia, resto de Europa, Estados Unidos, Australia y América del Sur. Y son varias las conclusiones y los aprendizajes que se pueden extraer de la obra.
Barça, Athletic, Atlético y los de Mánchester
Uno de ellos es que, en los inicios, muchos equipos adoptaron como propio el escudo de la ciudad, como en el caso del FC Barcelona… y de los archirrivales de Mánchester. Sí, tanto el Manchester United como el Manchester City lucieron el mismo emblema: el de la metrópolis donde se ubican. También compartieron símbolo –las letras A y C enmarcadas en un cinturón azul– Athletic Club y Atlético de Madrid, fundados por estudiantes vascos, hasta que tomaron caminos diferentes.
Sea como fuere, el objetivo del escudo pasa por ser un identificativo del equipo y del lugar donde juega, por lo que son habituales en ellos las referencias arquitectónicas, los nombres de la ciudad o municipio, detalles marítimos en algunos casos, mitológicos, animales, alusiones a la industria local, los colores de la bandera del lugar y un sinfín de detalles que desgrana Jagerskiold en La heráldica del fútbol.
El significado de los colores
No obstante, también menciona que algunos clubes eligen los colores por su significado y simbología, como el blanco (paz), el verde (esperanza), el negro (nobleza), y el rojo (vigor). Y desvela por qué algunos equipos añaden estrellas al escudo: es por los títulos ganados; en la mayoría de casos, un astro equivale a 10 ligas. Además, en ciertos países, el campeón puede lucir la bandera nacional en el pecho en el lugar del emblema durante la temporada siguiente a la conquista del torneo.
Las curiosidades destapadas en el libro son muchas, pero aquí van algunas que llaman especialmente la atención: en una de sus versiones, el emblema del Nantes estuvo inspirado en el escudo del Barça; el Real Piedimonte (Italia) y el Chiswick Homefield (Reino Unido) han copiado sin ruborizarse el símbolo del AIK (Suecia); durante una época, el Saint-Étienne (Francia) incluyó una pantera en su insignia, en honor al futbolista Salif Keïta, La Pantera Negra; y en otros casos se utilizaron como soporte publicitario.
El escudo del Nápoles
Y, por último, un detalle que pasa casi desapercibido: la portada, la contraportada y las solapas del libro están repletas de algunos de los escudos que se analizan en la obra… ¡salvo uno! En el centro de la fachada se ha colado el emblema del Nápoles, el único de cuantos aparecen al que no se le ha dedicado ni una línea en el interior. ¿Es adrede?
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