La Casa Seat expone la muestra ‘Els tresors blaugranes’, una pequeña e insuficiente selección de objetos que repasan, de puntillas, la historia de la entidad
El Barça está de celebración. No todos los días se cumplen 125 años. Pero el club tiene su hogar patas arriba, está en obras, y así resulta más complicado acercar los festejos a sus millones de aficionados por el mundo. De modo que se las ingenia para llevar parte de su historia a otros lugares, como la Casa Seat de Barcelona.
Desde el 23 de abril, Sant Jordi, hasta el 1 de junio, este espacio acoge, en su piso superior, la exposición Els tresors blaugranes, una selección de objetos «de gran valor representativos que abarcan desde sus orígenes hasta la actualidad». Suena bien, pero la sensación que transmite la muestra es distinta.
Cruyff, Messi, Ronaldinho, Xavi, Iniesta…
Sí, hay objetos únicos, como el esférico con el que se jugó en la inauguración del Camp Nou, en 1957; el Balón de Oro de Luis Suárez, de 1960; una camiseta y unas botas de Johan Cruyff; y más camisetas de juego de leyendas como Hristo Stoichkov, José Mari Bakero, Rivaldo, Luis Enrique, Xavi, Carles Puyol, Gerard Piqué y Andrés Iniesta, entre otros. Y los borceguíes de Ronaldinho y Leo Messi. Y los trofeos de La Liga y de la Champions. Muchos de ellos se exhiben por primera vez fuera del museo oficial del Barça. Pero es insuficiente.


La exposición sabe a poco porque tiene tras de sí un fuerte componente de mercadotecnia. La cesión de objetos se la hace el Barça a uno de sus principales patrocinadores; es decir, es una contraprestación, un reclamo para el anunciante –el verdadero tesoro azulgrana– con el que atraer clientes. El forofo se quedan con ganas de más; el aficionado eventual necesita más para empaparse de la historia y conocer la evolución del club.
Gratis
Els tresors blaugranes comienza con un breve texto sobre los inicios del club impreso sobre una gran fotografía de aquellos lejanos años en la que ni siquiera aparece el fundador, Joan Gamper. Y, acto seguido, salta en el tiempo 50 años, hasta la inauguración del Camp Nou. Es verdad que no fueron los mejores años, pero tampoco se trata de borrarlo todo.


A partir de ese momento, pasa por cada década de puntillas, con unas líneas de texto y un par de objetos, o tres, en cada una de ellas. Bien, hay algún artículo más a partir del centenario y del Barça de las seis copas, pero la muestra concluye con una colección de fotografías sin valor añadido, más allá de la gracia por ver cómo ha cambiado todo.
Lo mejor, sin duda, es que es gratis, aunque hay que reservar entrada. Y la visita dura no más de 20 minutos.

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