Fútbol, un juego de alta joyería

Un joyero lleno de joyas, oro, plata, perlas y diamantes en un estadio de fútbol / PdF - IA

Oro, plata, diamantes y muchos quilates: un glosario de lujo para un deporte universal

Que el fútbol es un juego elevado a negocio, nadie lo pone en duda. Sin embargo, nadie se atreve a calificarlo como un lujo, a pesar de la cantidad de joyas y metales preciosos que se empeñan en ver en los campos, cada dos días, los tasadores profesionales del ramo –periodistas, juntaletras varios, entendidos, tertulianos y aficionados de toda índole–.

Los trofeos y medallas, auténticos trabajos de orfebrería, quedan al margen, aunque podemos repasarlos. Los más destacados suelen ser de oroBalón de Oro, al mejor futbolista del mundo; Bota de Oro, al máximo goleador; Guante de Oro, al portero menos goleado de un Mundial–, plata, o ambos, aunque se pueden usar distintas aleaciones. Son las distinciones que coronan a equipos y jugadores.

Goles

Asimismo, hubo una época en la que, para determinados torneos, llegados a la prórroga, existían también el gol de oro (quien marcaba ganaba) y el gol de plata (ganaba quien llegase al descanso del tiempo adicional por delante en el luminoso). Pero tampoco son estos los que nos interesan en esta ocasión, bien que ayudan a vestir el artículo.

La cuestión es que el panorama balompédico está lleno de «tesoros», de «botines», y de «futbolistas que valen su peso en oro», según los antes mencionados; esto es, se intuye, muy determinantes para sus equipos.

Perlas, diamantes… bisutería

Algunos incluso tienen una parte de su cuerpo bañada en oro o diamantes, especialmente la extremidad inferior izquierda («zurda de oro», «zurda de diamante»), al parecer más preciada que la diestra. ¡Qué suerte! Deben estar bien asegurados.

Sin duda, son ellos quienes ayudan a que haya partidos «de muchos quilates». Y, si son jóvenes, su valor se dispara: a menudo se les considera «joyas», o «perlas», o «diamantes» (suelen ser en bruto), aunque muchos se oxidan pronto. Los mayores, al parecer, aspiran a ser bisutería.

Portada del libro 'El árbol del Barça', de Gerard Mateo / FOTOMONTAJE DE PdF

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